En esta ocasión no me refiero al ya olvidado movimiento zapatista (la otra campaña) o a la tan in voga guerra entre zetas y anonymous; ni mucho menos a la guerra de los clones de George Lucas. Esta es una guerra en la que el crimen organizado no utiliza un poderoso armamento sino tecnología muy avanzada para robar. Sus aristas son varias, entre las cuales la piratería sea quizá la que los mexicanos más toleramos.
Pero el tipo de fraude que da pie a esta nota me ocurrió a penas este fin de semana, y aunque como todo crimen se nos presenta como un golpe duro, tendemos a dejarlo pasar con el tiempo.
De acuerdo a una nota del periódico 'Frontera' del pasado mes de Septiembre de 2011, la clonación de tarjetas bancarias ha crecido en nuestro país un 30%, según estimó Jorge Alfaro Lara, director de medios de pago de Santander. Esto representa un monto cercano al 15% de las compras y disposiciones que se realizan a través de la banca en nuestro país.
Esto en definitiva no es un asunto menor, pues aunque en el mayor de los casos, los usuarios se ven afectados sólo en primera instancia, son las instituciones bancarias las que hacen frente a esta pérdida económica, lo que por lógica lleva a un incremento en tazas de interés y comisiones que al final de la cadena repercuten de nueva cuenta al usuario de los servicios financieros.
A penas el pasado lunes 20 de febrero, la policía del DF detuvo a un delincuente de origen venezolano cuando intentaba instalar un aditamento para clonar tarjetas en un cajero de la colonia Condesa, en esta Ciudad de México. Revisando las notas periodísticas sobre clonación en nuestro país, pareciera que las mafias de clonación resultan siempre ser de otros países, como Ucrania, Venezuela o Rumania... A nosotros al parecer sólo se nos da eso de la copia de discos y películas.
Como usuarios de estos servicios, lo mejor que podemos hacer es estar informados de como operan estas mafias para poder estar siempre pendientes de nuestras operaciones.
Estos tipos de fraude tienes 3 vertientes básicas que a continuación les describo.
1) Banca electrónica y compras por internet
La forma más común de fraude en internet se conoce como 'Phishing' y en pocas palabras, el propio usuario se ve engañado para introducir sus datos personales y bancarios a través de correos electrónicos o sitios de internet que aseguran pertenecer a algún servicio bancario reconocido. ¿Qué podemos hacer? La mayoría de los bancos nunca nos solicitarán este tipo de información por este medio, por lo que en primera instancia debemos de desconfiar de cualquier correo o sitio en la red que así nos lo pida. Debemos además tener siempre un buen sistema anti virus y cortafuegos que proteja nuestra información cuando navegamos por internet, de manera que diminuyamos el riesgo de tener intrusos accediendo y robando la información que nuestro sistema guarda.
2) Cajeros automáticos
El punto más débil en una red bancaria somos sin duda los propios usuarios y nuestros hábitos, pues al acudir a un cajero automático, solemos tener otras cosas en mente de manera que nuestra distracción pase por alto detalles en las ranuras de acceso al cajero o del cajero mismo, en donde los estafadores colocan terminales falsas, llamadas 'skimmers' para leer la información de nuestra tarjeta, así como en ocasiones, cámaras ocultas para detectar nuestro número confidencial. Con esto fácilmente pueden crear una tarjeta falsa para retirar dinero de nuestra propia cuenta.
Los bancos usualmente tienen sistemas con algoritmos sofisticados operando para detectar transacciones inusuales en nuestra cuenta o ubicaciones en las que generalmente no acudimos, pero la mejor manera de detectar un fraude es de nueva cuenta el propio usuario.
Aquí unos datos y consejos sobre este tipo de ataques:
- Los criminales suelen instalar sus dispositivos ya sea muy temprano o muy noche, especialmente en periodos de poca afluencia.
- Estos dispositivos regulamente los instalan por pocas horas solamente.
Por ello es importante:
- Conocer la apariencia de nuestro cajero (Si, es recomendable acudir a cajeros que ya conocemos)
- Revisar siempre la ranura donde insertaremos nuestra tarjeta, tanto al acceder al cajero como en la propia máquina.
3) Establecimientos comerciales
Esto me sucedió a mi el pasado viernes 17 de febrero en la sucursal de MixUp de Plaza Universidad, al sur de la Ciudad de México. Me atrevo a asegurar que fue justamente ahí pues regularmente no utilizo mi plástico para hacer compras, sino que muy a la antigua (como hacía mi papá, recuerdo bien) acudo con un cheque a mi banco y retiro dinero en efectivo de esa manera, para mantener la contabilidad de mi despacho de forma clara.
Al hacer memoria del momento en que pagué mis artículos, recuerdo que tras deslizar mi tarjeta por la terminal del establecimiento, el vendedor (cuyo nombre por desgracia no recuerdo) sostuvo mi tarjeta en su mano mientras con la otra me entregaba el ticket y una pluma para firmarlo. En ese momento no le presté atención, pero en la misma mano que sostenía mi plástico, sostenía algo parecido a un llavero; nada que debiera de alarmar a nadie, ni siquiera al supervisor que se encontraba justo detrás de él.
Al día siguiente, saliendo del cine me vi en la necesidad de utilizar el cajero automático de esa misma plaza para pagar el estacionamiento y no pude disponer de efectivo, a pesar de que estaba segura de contar con saldo suficiente. En ese momento supuse que por el horario de fin de semana, el dinero podía no estar disponible hasta el lunes. Así que dejé pasar la ocasión hasta que el lunes, por medio de la banca electrónica revisé mi estado de cuenta y note un retiro el propio sábado por 5,000 pesos, cantidad máxima que se le permite a la mayoría de los cajeros entregar cada día a un usuario.
Llamé inmediatamente al banco y me confirmaron que en su sistema tenían detectado ya ese movimiento como fraude y que requerían solamente que yo desconociera ese cargo para poder proceder. Tras solicitarme algunos datos y pedirme que entregara una carta en alguna sucursal cercana, me confirmaron que me enviarán un nuevo plástico y que mi saldo sería repuesto.
Ahora bien, esto se puede presentar en cualquier establecimiento comercial; muy comúnmente en restaurantes, como me platico recientemente una amiga que al estar a punto de realizar su pago, notó que bajo la terminal bancaria, el mesero cargaba un dispositivo parecido a un celular. En ese momento prefirió no hacer mayor escándalo y pagó en efectivo su consumo.
Estos robos forman parte de redes de crimen organizado en los cuales, de acuerdo a investigaciones en los Estados Unidos, el operador (en este caso el cajero del establecimiento o el mesero) reciben hasta 2,000 pesos por cada 50 plásticos clonados.
Así que mis recomendaciones como usuarios son:
- Estar al pendiente en todo momento de nuestra tarjeta y solicitarla inmediatamente después de que sea deslizada en la terminal.
- No molestarnos cuando se nos solicite una identificación al pagar; es por nuestra seguridad.
- Revisar de ser posible diariamente nuestro estado de cuenta en línea o al menos conocer nuestro saldo de manera periódica.
- Si notamos algo sospechoso, podemos llamar a nuestro banco y solicitar que se bloqueen todas las operaciones de nuestra cuenta para que sean revisadas.
- En México, se puede acudir a la CONDUSEF, en caso de que nuestro banco no responda de manera adecuada a nuestra denuncia.